martes, 16 de octubre de 2007

hoy

La muerte es lo que más transforma.
Las cosas.
La suerte de las cosas, y su alma.
Los olores del color
y su rutina
Las horas del día que se frenan
Y el pasado se hace uno con el día
Las viejas mañas y las viejas.
Los ojos ya sin ateojos
Y los anteojos sin ojos
Sin ver más que el mundo
del otro lado de un anteojo.
Sobre una mesa descansan los lentes
Junto a un vaso y una silla.
El espacio vacío.
Y el cuerpo en el espacio
El gusano que ya busca
Pero a nadie le interesa
Porque anida también en vida la memoria.
Que ya busca entre las calles
Que se frenan para verse las esquinas
Con el hombre que se queda
Y al que la muerte lo lleva.
Mintiendo sombras escondidas
Se ve la luz en el hueco
El monstruo de ecos
Tiene una voz pequeña
Y un enorme abismo
Que se salva con la vida,
Los otros hombros, los muchos,
los anteojos con ojos,
Los labios frescos, los otros dientes blancos,
Los miles de piecitos.
Hubo voces mudas y rasposas
Que con muerte se hacen vida y se hacen canto
Hubo gestos truncos y malhechos,
que con noche se hacen verdes.
A los miedos de la noche
Los despiertan las preguntas,
Las cabezas que se chocan y los pelos que se pegan
De las cabezas con anteojos, sin anteojos,
Y con vida.
Es inocencia la muerte cuando transforma.
Son horas que vuelven a ser horas llenas.
Sin tránsito, ni libros para viejos o pequeños.
Es despertar de un cuerpo ya sin vida
En miles de hadas de cuentos y ríos.
Calles angostas, vasos rotos, faldas,
Vinos, patas de gallo, gallos y ovejeros.
Viejos otros frescos dientes,
Crema con frutillas, crema con anís,
Marrones puertas que se sierran en otras décadas,
Se abren, bailan, mueren.
Cuando comienza la certeza
Termina en duda y en esbozo.
Si la muerte es lo que transforma,
Y es lo que más muta
A los árboles, a las hojas, a las piernas,
Los relojes.
De entre todo, y entre anteojos,
Con los ojos, con los labios, con el agua,
Con el día;
Ahí llega el amor.

por lucas. para mi abuela, marta, que andara por ahi, cantando.

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