jueves, 2 de octubre de 2008

Una señora en una hamaca

Nada que hacer.
Como tantas tardes,
no hay nada que hacer.
Sólo pensar.
Si miro fijo a un punto
tal vez creo un mundo.
Tal vez creo en algo
Tal vez creo en mí.
O en lo que pude ser.
La diferencia entre la locura y la calma es el tono de voz.
Si yo diría todo lo que pienso en voz alta
yo misma creería en la locura
y ahí mismo creería en algo.
Se solucionarían el tedio y el juego.
Cómo matar el tiempo,
como matarme.
Sólo saltar desde esta hamaca hasta la locura.
Es sólo un paso:
abrir la boca y saltar.
Tal vez creo un mundo nuevo
donde yo soy la loca.
Donde no hablo de locura.
Donde soy.
Donde pasa el tiempo.
Donde pasa un río.
Donde pasa un río desde mí.
Un río que arranca en mis pies.
Que arranca en mi hamaca.
En mi hamaca y en mi estómago.
Allí es como una montaña.
Un río como una montaña.
En mi estómago el río,
es una montaña.
Podría pasar tardes enteras,
hasta el final,
comiendo tiempos y creando ríos,
montañas,
hamacas,
personas.
No hay nada que hacer,
Menos ahora,
Que sé que nunca hubo nada que hacer.
Simplemente había que contar historias,
Que reír con la boca,
Que llorar con los ojos,
Que tocar con los dedos,
Que abrir el vientre,
Que abrir el mundo.
A veces rerír con los ojos,
A veces tocar con el vientre,
Y allí venían los hijos.
Con sus hamacas.
Allí vinieron los hijos,
Pero sin río.
Se rieron ellos también,
Tal vez tendrán sus hamacas,
Más adelante.
Su diálogo con ellos mismos,
Mi recuerdo,
Mi vientre,
Mis dedos,
Mi llorar con la boca.
Tal vez creí en ellos,
Tal vez los cree.
Tal vez nacieron de la nada,
o yo soy la nada.
¿Puedo ser su vientre
Si salto a la locura?
¿Puedo ser su madre
Si bajo de la hamaca?
¿Puedo ser su río?
Si ellos quieren.
A veces soy un río seco,
Y cuando llega la hora,
ni siquiera soy un río.
Tan sólo soy agua,
Pero poca.
Poco agua para ellos,
Que querían cuencas,
que quisieron ríos.
Nada que hacer.
Como tantas tardes,
no hay nada que hacer.
Sólo soñar,
que fueron otros los que vinieron.
Que tuve otros hijos,
que tuve otras bocas,
que fui otros ríos.
Que nade en el mar sola,
Que desnudé mi cuerpo,
Que fui perro,
Que fui rana,
Que fui pez.
Tanta vida,
tantas tardes,
tantos hombres dando vueltas,
cada uno con su hamaca,
jugando a ser grandes,
A ser hombres,
A ser hijos,
A ser peces.
No hay nada que hacer.
Como tantas tardes,
no hay nada que hacer.
Bajar un pie,
dejar el vestido,
soltar los dedos de las cuerdas,
E ir al monte.
A no hacer nada.
A no ser madre,
a no ser río.
A no ser que alguien venga,
y se ría conmigo.
No hay nada que hacer.
Como tantas tardes,
no hay nada que hacer.

por lucas

2 comentarios:

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