jueves, 7 de julio de 2011

Una señora en una casa

Recuerdo el primer día que salimos de esta casa. Era un día que en cualquier otro momento me hubiera deprimido, pero no esa vez. Era invierno, y un invierno como una larga noche. Era uno de esos días en que la luz se apaga de pronto. Una estaba haciéndose un té, de día, o mirando televisión o escuchando la radio y de pronto, ya había caído la noche. A las 6 de la tarde, ya era de noche, así, de pronto, como un apagón.
Y a mí, la noche, siempre se me hizo final. Cuando cae, es como que caigo yo y ya quiero el día. Y no hay vuelta que darle, quiero que venga el día. Por eso las velas. Por todas partes, velas. Para estirar la luz, para negar la noche, como decía Lono. "¿Para qué tantas velas? ¿Para negar la noche, m´hija? La noche es la noche, y si viene, viene."
Y el primer día que crucé por esa puerta, cuando salí, ya era de noche. Pero yo sabía que tenía un nuevo lugar, una casa. Una casa con mayúsculas. Me acuerdo que me paré en esa misma puerta y ahí, en el medio del living, se paró Lono. Y, entre nosotros, la dueña de la casa. Y Lono me miró y movió los brazos para arriba y después los dejó caer contra su cuerpo, haciendo ruido. Y yo le saqué la lengua y supe que nos quedaríamos para siempre, o al menos hasta que yo quisiera. Después salimos y era de noche. Habremos hecho cuatro o cinco cuadras en el auto hasta casi la heladería y ahí recién nos volvimos a mirar y sonreímos. A la semana estábamos escriturando.
Y por esa misma puerta por la que salimos, después entramos y salimos una y mil veces más. Y vinieron los hijos, como ríos, a llenarlo todo y a pasar una y otra vez por la puerta. Con fuerza algunos días, con lágrimas otros, con alegrías, con vino, con frustraciones, con despidos, con quiebres, con camisas, con flores secas, con muertos y después pasaron fantasmas y se gritaron goles y se dijeron mentiras y se soplaron velas.
Y ahora ahí, la puerta, seca, muda, abierta. Y ya no sé si alguien vendrá o si ya habrán muerto todos allá afuera esta tarde que mientras hablaba se convirtió en noche. Así que mejor prendo una vela, para negar la noche.

por lucas.

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