viernes, 5 de diciembre de 2008

Bicho Bolita VI (un cuento en partes)

Había días cuando no estábamos en Miramar que otros primos venían también de noche a casa y tocaban bocina y ahí salíamos y aunque estábamos en pijama íbamos a una heladería y aunque era de noche y a veces ya habíamos comido el postre íbamos igual y Rosario mi hermana prefería la plata del helado para un chocolate o dos.
Mi viejo fumaba y yo estaba en pijama pero no era lo mismo de lo de la heladería aunque era de noche y había unos primos en el auto ahí estacionado con las ventanas abiertas. De adentro de la casa de Miramar mi tía qué voy a hacer y yo no quería que Tomás se despierte para que no se asuste con los gritos de mi tía y tampoco para seguir siendo el único despierto aunque Rosario estaba en lo de una amiga en la 46 entre la 23 y la 25. Yo sabía que en la heladera todavía estaba la sidra que nos había dejado el dueño de la casa que entre la sidra que nos dejan y las cortinas de los baños me empalago se reía a veces mi vieja con mi viejo y pensé que mejor vamos a tomar la sidra a ofrecerle a mi tía y si se empalaga no llora pero no Luqui quedate un rato acá afuera que está lindo mi viejo con los ojos como bajos y yo me quedé jugando con un bicho bolita que apareció.


Te fuiste a la mierda.
Fui y toqué fondo.
Manuel lo toca a Matías.
Matías vena de sapo.
Pará Azucarera.
Matías vena de sapo con mancha de nacimiento.
El fuerte que había hecho Matías para los bichos bolitas tenía en el medio una marca del pie de Manuel que se reía mientras todos los bichos bolita que había juntado Matías se iban yendo en filita de a uno. Las puertas del fuerte que eran unos palitos de helado Torpedo sin VALE OTRO también estaban rotas y uno de los bichos bolita que Matías le decía Sargento García que era el más gordo estaba semi muerto patas para arriba con el cascarón hecho bolsa. Matías vena de sapo juntó los bichos bolita que quedaban y también al Sargento García y salió corriendo. Manuel se parecía a Manolito el de Mafalda y se llamaba Manuel, tenía la nariz con mocos y con arena y se reía y todavía tenía un pedazo de huevo seco pegado en la oreja, pero no sabía y tampoco se lo dije. Los dos fuimos corriendo atrás de Matías y lo vimos meterse entre unas rocas en la escollera que una vez uno de los chicos de la playa les había dicho cordilleras. Manuel corría pero igual ya estamos grandes para jugar a los bichos bolita y que se enoje así y se ponga vena no sé porque se enoja; sí, pero igual no le digas fui y toqué fondo vos no seas peleador porque no te hizo nada y llegamos a la escollera pero no lo encontrábamos a Matías.

CONTINUARá

por lucas

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