lunes, 1 de diciembre de 2008

Bicho Bolita II (un cuento en partes)

Todavía intentaba saber qué era cuando una mano me movió el cuerpo. Me senté en la cama que todavía era desconocida porque habíamos llegado a Miramar hace pocos días. Lo que me hacía arder las rodillas era la arena y al final mi vieja tenía razón, había que bañarse antes de irse a dormir. Yo tardaba varios días en hacer de la casa una casa, y todavía no lo había logrado. Las sábanas eran muy verdes y la única ventana, chiquita y alta, hacía que, fuese la hora que fuese, yo siempre creyera que todavía era de noche.
Esta vez era de noche de verdad. Eran las cuatro de la mañana y me acuerdo bien porque el reloj de mi viejo era muy grande. Era su reloj de playa. No es que él le llamara así, pero no era el mismo que usaba durante el año, con agujas, sino que éste era un Casio negro con hora sin agujas que yo también lo podía leer. Creí que teníamos que ir a la cancha. Fue lo primero que pensé, porque sabía que uno de esos días íbamos a ir a Mar del Plata a ver a Boca todos juntos apretados amontonados puteando que se puede dale boca en el auto. Pero la cara de mi viejo no era la de ir a ver a Boca y la cara de mi vieja que salía del hombro de mi viejo, parada contra la puerta, con camisón y los ojos rojos era bastante fea. Me dio miedo porque pensé que estaba todavía en el sueño por un momento porque ella estaba más a oscuras. Yo me acordé que faltaba para ir a ver a Boca porque si todavía no habíamos jugado el campeonato de truco no podía ser porque eso sí o sí sabía que estaba en el medio. No sé si al mismo tiempo creí que tenía que ir a comprar pan como algunas veces me tocaba que agarraba la bici, iba bien rápido y me gustaba saber que las calles se llamaban como números que yo podía ir contando y también calculando cuánto faltaba y cuánto tiempo tardaba en hacer por ejemplo siete cuadras entre la 40 y la 26, aunque ya los últimos veranos yo había cambiado de panadería porque mi vieja dijo que parece que la hija del panadero dice que Lucas es muy buen mozo y claro imaginate ella es de Miramar y viene Lucas que la verdad que es muy buen mozo y yo ya no quise ir más por si era fea o si me preguntaban algo y las veces que fui con mi viejo esperaba mejor en el auto.
Pero también cuando estaba tratando de pensar qué era la arena que me raspaba ya había escuchado la voz de mi vieja que mejor despertalo ahora y le decimos.

por lucas

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